QUIÉNES SOMOS
Nuestra Historia
¿Quiénes somos? Un llamado al servicio
Aunque la gente nos conoce simplemente como misioneros, llevamos en nuestro corazón un nombre que define nuestra esencia: Misioneros Servidores de Cristo. Somos más que una simple comunidad; somos una fraternidad nacida del espíritu de la Iglesia Católica Peruana, fundada por el Padre Jesús Gutiérrez y un grupo de religiosos valientes. En un momento de grandes desafíos para la fe, ellos no dudaron en apostar por la esperanza. Su visión fue clara: convocar y formar a hombres dispuestos a ir más allá, a estar exactamente allí donde la necesidad de anunciar el Evangelio fuera más apremiante.
Desde aquellos días fundacionales, hemos crecido y nos hemos convertido en una familia global, una comunidad de sacerdotes y hermanos que han decidido entregar su vida por completo a la misión de Cristo. Nuestra vocación es una acción incesante, un compromiso que se resume en nuestro lema: trabajar "al servicio de la fe y de la promoción de la justicia". No hay tarea pequeña si contribuye a esta gran aspiración. Por eso, abrazamos cualquier actividad, cualquier labor que nos permita llevar un rayo de luz a quienes lo necesitan.
Reconciliación y Diálogo: Nuestro Camino
Creemos firmemente que una parte crucial de nuestra misión es ser arquitectos de la paz. Nos dedicamos a tejer puentes de reconciliación entre personas y entre culturas, porque es en esa unión y en ese entendimiento donde el Reino de Dios se hace visible. Cada uno de nuestros misioneros es un testigo vivo de este compromiso. Ellos han dedicado sus vidas a la evangelización, pero no desde la imposición, sino desde el diálogo y el respeto profundo. Reconocen a Dios en el rostro del otro y, con cada paso que dan, construyen caminos de comunión, demostrando que la fe florece en la apertura del corazón.
¿Qué hacemos? La pasión por servir
Nuestro lema distintivo, "En todo servir", no es solo una frase, es nuestra razón de ser. Por el servicio a la misión de Cristo, estamos dispuestos a emprender un sinfín de actividades y obras. Desde la educación en comunidades vulnerables hasta el apoyo espiritual en zonas de conflicto, desde la ayuda humanitaria hasta la pastoral en barrios olvidados. No hay límites para nuestra entrega. Porque donde haya un alma que necesite ser escuchada, una comunidad que necesite ser levantada o una fe que necesite ser fortalecida, allí estaremos, dispuestos a servir con humildad y pasión.
Nos esforzamos por ser un eco vivo de la llamada de Cristo, llevando Su mensaje de amor y justicia a cada rincón del mundo.
Espiritualidad
"Encontrar a Dios en todas las cosas"
Nuestra espiritualidad es un llamado a la acción. Para un Misionero Servidor de Cristo, la fe no es un concepto abstracto, sino una experiencia viva: "Encontrar a Dios en todas las cosas".
Esto significa que salimos al mundo no solo para actuar, sino para contemplar en la acción. Vemos el gozo del Evangelio en cada rostro y en cada situación. Nuestra misión es discernir el deseo de Dios para nuestras vidas, aquí y ahora, y responder a esa invitación con valentía.
Somos hombres y mujeres que vivimos para y con los demás. Escuchamos atentamente el clamor de la tierra y, sobre todo, el grito de los más vulnerables. Y a ese clamor respondemos con dedicación, sabiendo que cada uno de nuestros actos es una ofrenda para la mayor gloria de Dios.
